El Yin y el Yang son los emblemas más característicos del taoísmo; representan las alternancias cósmicas que recogieron los taoístas y que aplicaron en la vida práctica.
Los antiguos pensadores taoístas comprobaron a lo largo de los siglos que todo el universo se componía de una serie de alternancias cíclicas: días, estaciones, períodos, etapas fisiológicas, etc., todo estaba modelado e influido por la idea de partida y retorno, presencia y ausencia, luz y sombra... por ello crearon dos términos con los que designar este descubrimiento: Yin y Yang; con ellos designaron los principios positivos y negativos del universo; por ejemplo, Yin correspondería al otoño y al invierno, mientras que Yang se correspondería con la primavera y al verano.
Con la creación de estos términos con los que designar algo tan impalpable pudieron proseguir sus estudios hacia una zona más palpable, la realidad cotidiana, por lo que Yin y Yang se entroncaron con la concepción taoista del mundo: vida y materia, hombre y mujer, luz y oscuridad... Para los taoístas el universo está constituido por estos principios, opuestos y a la vez complementarios, los cuales no pueden entenderse el uno sin el otro, en los que está el origen de la creación y de la vida.
Yin representa el comienzo, la sombra, la humedad, lo negro, lo negativo, lo pasivo, lo dulce, lo imaginativo, lo femenino, lo que cede y se pliega, etc.; mientras que Yang es el final, la luz, lo seco, lo blanco, lo positivo, lo activo, lo fuerte, lo masculino, lo resistente, etc.
De todas formas, hay que tener en cuenta que el mundo no está dividido en dos mitades completamente inmutables, ya que nada es completamente blanco ni completamente negro, sino que estas dos mitades se van alternando en la naturaleza.
Todas las ciencias de origen chino están basadas en este concepto de interacción de estos dos principios, entendiéndose que nada puede ser totalmente Yang o totalmente Yin, sino que cada cosa debe comportar necesariamente una pequeña parte de Yin en el Yang, o una pequeña parte de Yang en el Yin, por ello se dice que el Yang tiene la semilla del Yin, mientras que el Yin tiene la semilla del Yang.
Esto se representa por un conocido símbolo: un círculo dividido en dos mitades serpenteantes, como dos embriones de pez, uno negro (Yin) y otro blanco (Yang), que muerden la cola del contrario, y que tienen un "ojo" del color contrario; este pequeño círculo de distinto color que invade el territorio del contrario indica lo que ya sabemos, que dentro de Yang existen elementos de Yin y viceversa.
Dice Lao-Tsé en el capítulo segundo de su Tao Te Ching: "En el mundo conocen que lo bello es bello, y de ahí conocen lo que es feo, que lo bueno es bueno, y de ahí lo que no es bueno. El ser y no ser mutuamente se engendran. Lo fácil y lo difícil mutuamente se hacen. Lo largo y lo corto mutuamente se perfilan. Lo alto y lo bajo mutuamente se desnivelan. El sonido y el tono mutuamente se armonizan. Delante y detrás se suceden".
Como consecuencia de esta dinamación, se deduce que los contrarios no son sino fases alternativas de una misma realidad, por lo que Yin y Yang son inseparables, uno no podría existir sin el otro.
Incluso Chu-Hsí dijo que "Yin y Yang no son sino una misma cosa, un mismo fluido, en expansión primero y en contracción después".
En el libro Tai Chi Tú se dice: "lo absoluto se mueve y engendra al Yang; cuando el movimiento llega a su punto más alto, se produce el reposo. Del reposo se desprende el Yin, y, cuando este ha alcanzado su duración e intensidad máximas, de nuevo vuelve a producirse el movimiento. Así encontramos en el Universo períodos alternos de movimiento y reposo".
Como veis, la naturaleza está regida por un ininterrumpido vaivén: actividad-reposo, vida-muerte, crecimiento-decadencia..., que es la única regla inmutable del universo. A este surgimiento mutuo es a lo que los chinos llaman hsiang sheng, la inseparabilidad de Yin y Yang, pues son como las caras de una misma moneda.
Otro aspecto del hsiang sheng es el aspecto cíclico de los elementos de los que está compuesto el universo. Para los chinos solo existen cinco elementos (los wu hsing): el fuego (hou) la tierra (tu), la madera (mu), el metal (shang) y el agua (suei), que se transforman en una eterna rueda de surgimiento mutuo (hsiang sheng): si cogemos la madera como elemento primario, nos encontramos que como combustible se convierte en fuego, el fuego produce cenizas y da nacimiento a la tierra, que en sus minas contiene el metal, que -como en la superficie de un espejo metálico- atrae al rocío y da origen al agua, que a su vez alimenta a la madera. Lógicamente estas fuerzas son tan interdependientes que ninguna puede existir sin ninguna de las demás, del mismo modo que no puede existir Yin sin Yang.
Cuando los principios Yin y Yang se unen en un ser o un objeto del universo se dice que a aparecido el Tai, la armonía, la necesaria armonía para que ese objeto o ese ser exista, pues si no existe la armonía es porque existe un desequilibrio de Yin y Yang, con lo que el ser no está completo; de ahí se desprende la teoría china de la enfermedad, existe enfermedad cuando no hay un equilibrio de Yin y Yang, la medicación debe ir en ese sentido, si hay un exceso de Yang, hay que introducir en el cuerpo un medicamento Yin y viceversa, o, a través del arte milenario de la acupuntura hacer que ese Yang fluya al exterior del cuerpo, o se canalice el Yin de tal forma de que se armonice con el Yang.
Cuando el aprendiz de un arte marcial empieza su práctica, lo que intenta es integrarse a la polaridad Yin-Yang, lo que supone el dominio de la energía organizada.
Para el antiguo filósofo taoista Tsai-Chen, Yang es el aire exhalado y Yin el aire inhalado. El primero emite, siembra y fecunda; el segundo recibe, transforma y engendra. Por ello, las artes marciales chinas, sobre todo los estilo internos, al transformar en movimiento estos principios, lo que hacen es, cuando van a golpear, exhalar el aire, con lo que el principio Yang (la fuerza) se desplaza hacia el oponente; cuando van a recibir un golpe mantienen el aire dentro, con lo que se retiene el principio Yang (la dureza) y el golpe produce menores daños. Por otra parte, cuando se desplaza la fuerza del adversario -mediante un bloqueo envolvente, o un bloqueo con esquiva- se inhala aire, con lo que el principio Yin (relajación) actúa de catalizador, haciendo que la energía del movimiento del oponente sea la que desarrolle nuestra propia acción defensiva.
FINAL
No creáis que sólo se estudia la dualidad Yin-Yang en las artes marciales chinas, también se estudia en las japonesas, siendo llamado Yin: In, y Yang: Yô; en las vietnamitas, llamando An a Yin, y Duong a Yang; etc. Es por ello que en algunas artes marciales japonesas (sobre todo en Judo) aparecen los conceptos de Ura y Omote, siendo Ura lo que está abajo o negativo y Omote lo que está arriba o positivo, lo que demuestra que el concepto y aplicación de la dualidad Yin-Yang se encuentra difundida por todo oriente, y de allí por todo el mundo.
F. Javier Hernández Pérez
hola!!! mi nombre es angelica a mi me gustaria saber cual es el menssaje subliminal del yin yang ya que ese mensaje me giara a volver con una de las personas que mas amo gracias
ResponderEliminarLo siento, Angelica, no existe ningún tipo de mensaje subliminal en el artículo, ni en lo expuesto en él, para lo que deseas, el poder lo tienes tu, en tu deseo y tu voluntad para lograrlo. Lo que si puedo decirte es que yin y yang (por ejemplo: hombre y mujer) deben armonizarse y complementarse para que todo vaya bien (en el caso que nos atañe: una relación sentimental), llegando a un entendimiento en cosas comunes y respetando aquello que no es común; que no sea común no debe indicar que sea algo que los separe.
EliminarEspero haberte ayudado. Recibe un cordial saludo.